miércoles, 6 de julio de 2011

ERASE UNA VEZ AMÉRICA


Mercedes Arancibia
Erase una vez en América (C'era una volta in America), la última película realizada por Sergio Leone en 1984, comienza su segunda vida este viernes con el reestreno 27 años después, en los cines Verdi de Madrid y Barcelona, de una versión restaurada en la Cineteca de Bologna y dentro del ciclo Un verano de cine con los grandes maestros. En su día se estrenó en dos partes. Ahora podemos ver la versión íntegra, en un solo pase y sin intermedios. Una magnífica forma de pasar alguna de estas tórridas noches de julio.
“Hermosamente nostálgica y filmada con maestría absoluta por Sergio Leone, es una épica historia de gángsters sobre la amistad y el paso del tiempo, una excelente crónica generacional y el retrato de una pandilla de amigos de Nueva York, desde su infancia a principios del sigo XX, cuando robaban y cometían pequeñas fechorías, hasta sus últimos días, cuando ya eran auténticos capos del crimen organizado neoyorquino. La película explora temas como la amistad durante la infancia, el amor, la lujuria, la avaricia, la traición, la pérdida y el surgimiento de la mafia en la sociedad norteamericana”, explican los responsables del acontecimiento.
Nada con lo que no estemos familiarizados en este siglo siguiente al de las aventuras de “Noodles” -cuya peripecia vital se relata en tres épocas distintas- y sus amigos. En el espacio de cuarenta años (de los años veinte a los sesenta) asistimos a un retrato de la vida de dos personajes principales, en su paso del gueto judío a la mala vida organizada del Nueva York de los años del prohibicionismo, y posteriores.
Todo gira alrededor de Noodles y su mirada distante; en torno al tiempo que abarca toda una vida, de niño a hombre, de la mediocridad a la gloria, hasta el adios. Una novela “de época” (basada enThe Hoods (Mano Armada) del americano Harry Grey, 1952) trasladada a la pantalla, “una historia que es más grande y más fuerte que nosotros, los espectadores, unos personajes que te siguen acompañando luego, fuera de la sala, como héroes trágicos de historias antiguas convertidas en frescos modernos. En una mirada puede caber toda una vida, en el dolor constante de Noodles hay mucho de literario, incluso de mítico”, escribía el crítico Enrico Massetti cuando se estrenó en Italia en 1984.
A causa de la muerte del realizador, Érase una vez en América es la última obra maestra de uno de los grandes del cine, tercera y última entrega de la llamada “trilogía del tiempo”: antes fueronÉrase una vez el Oeste (C' era una volta il West, 1968) y C'era una volta la Rivoluzione (1971), que aquí se estreno, creo, como ¡Agáchate maldito! (digo creo, porque no encuentro ninguna otra referencia de película de ese año). Interpretada por Robert de Niro y James Woods en los principales papeles y, como siempre en el cine de Leone, con una banda sonora inolvidable -absolutamente perfecta- firmada por Ennio Morricone.
La producción artística de Sergio Leone concluye así con una sonrisa nostálgica y al mismo tiempo irónica: la de Noodles en el fumadero de opio. En el teatro de sombras chinescas, detrás del cual se esconde el fumadero, el Bien y el Mal se disputan el mundo. Noodles se despierta del sopor con tiempo apenas para escapar de los sicarios que le pisan los talones: Antes ha traicionado a sus colegas en el “negocio” con un soplo a la policía.
En el fondo sonoro de la historia suenan dos canciones inolvidables: Amapola y Yesterday. Y como moraleja, la frase del senador Bailey, en una de esas escenas en que se hermanan política y corrupción: “Somos viejos, solos nos quedan los recuerdos”.

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