Tengo que quitarme esta
obsesión de alguna manera. Noches y noches de insomnio pensando en unos
rankings de tontos que solo me preocupan a mí. Ya decía mi madre que era rarito
de niño y rarito sigo de mayor. Murió la pobre preocupada porque fui de los
primeros en ponerme pendiente y eso del zarcillo le creaba dudas sobre mi
orientación sexual. Mira que yo le explicaba que los marineros se ponían un
pendiente cuando cruzaban el Cabo de Hornos pero no había forma, ella con su castiza
sabiduría me respondía: y que tendrá que ver si tú lo más lejos que has viajado
ha sido a Santiago de la Ribera a hacer la mili. Lo cierto es que no soy gay
porque la genética no ha querido. Como todos los heteros, ni más, ni menos.
Se murió la pobre con
la duda y convencida de que había puesto fin a la tradición mujeriega de los
Félix de San Andrés. Y lo cierto es que lo único raro es que le salí comunista a
pesar de los antecedentes familiares. Al final, lo de tener un hijo comunista,
lo llevó con indisimulado orgullo hasta la muerte y a escondidas, para que no
me creciera, presumía en el pueblo cuando su hijo salía en los telediarios o
era portada de algún periódico. La pobre, con que poquito fue feliz.
¿Será porque leí a Marx
que me ocupan cosas que a casi nadie preocupan? Qué más da, lo cierto es que
resulta divertido averiguar quién es el presidente de diputación más tonto de
España y, a riesgo de equivocarme, ahí va mi candidato y sus méritos:
La Diputación de
Málaga, gobernada por el Partido Popular desde el pasado mes de mayo, ha
contratado como asesor para asuntos taurinos al ex alcalde de Benalmádena,
Enrique Moya, un puesto creado “ex profeso” para él y con una remuneración de
47.000 euros, ya que sólo cuenta con dos competencias mínimas. Esto tiene lugar
tras las promesas de austeridad realizadas por su presidente Elías Bendodo. La
cosa no queda ahí, además, uno de cada tres cargos de confianza del PP en la
Diputación de Málaga son políticos en paro o alcaldes populares que mejoran así
sus ingresos. Y todavía hay quien defiende la vigencia de estas momias
preconstitucionales heredadas del siglo XIX.
Entre las escasas atribuciones que tendrá
Moya destacan fundamentalmente dos: la redacción de un pliego de condiciones
para explotar la Plaza de Toros de La Malagueta, que la empresa adjudicataria
gestionará durante cinco años; y la propiedad de la Escuela Taurina provincial,
cuyo funcionamiento es independiente y actúa como organismo autónomo local.
Quien duda ahora que Elías Bendodo es el
presidente de diputación más tonto de España. Nadie puede tener la más mínima
duda al respecto. Yo al menos no las tengo y me explico: no coincidimos todos
en que los peperos vienen de serie con el polito del cocodrilo o del pijo
jugando al polo, la banderita rojigualda grabada a sangre, si es con águila
buitreada mejor porque más castizo es el pepero, y sabiendo de toros más que
nadie. ¡Y de futbol, que se me olvidaba!
¡Pues ya está!, problema resuelto, ¡tonto
de capirote hasta decir basta! Pues no va el lelo y contrata un asesor taurino
siendo del PP y sabiendo de toros más que nadie, -porque le viene de serie-,
con el cometido único de redactar el pliego de condiciones para explotar la
plaza de toros de la Malagueta los próximos cinco años. ¿Pero es que no sabe
que eso lo han hecho siempre los funcionarios? Y ahora también tendrán que
hacerlo, porque si tonto de capirote es el presidente, tonto de capirote es el
asesor, por mucho que su genética los haga ilustrados amantes de la fiesta
nacional y sepan incluso si esta reúne méritos para ser declarada Bien de
Interés Cultural. Así le va a la fiesta, con esta afición tiene los días
contados por mucho que se empeñen en relanzarla. Lo único bueno que tiene un
pepero en los toros es que todas las moscas se van a su gomina y nos dejan
tranquilos a los buenos aficionados.
Para cuando descanse de los esfuerzos del
pliego le ha reservado otra agotadora tarea: ni más ni menos que la “propiedad”
de la Escuela Taurina provincial, cuyo funcionamiento es del todo independiente
y si algo no precisa es un pepero enteradillo que sabe de toros porque le viene
en los genes.
¡Ay la genética!, mira que es caprichosa.
Se esmera en dotarlos de un gen para que les guste el futbol, los toros, la
lucha libre o el boxeo y no dota a estos pobres para la lectura de un libro o
para disfrutar de un Picasso. Menos mal que la falta de escrúpulos los convierte
en privilegiados políticos aspirantes a ser el alcalde o el presidente de
diputación más tonto de España. Sin ellos sonarían extrañas las canciones de
Manolo Escobar, otra tradición merecedora de ser BIC, y esa pérdida es
irreparable.
Si tienes tu propio candidato regístralo en
comentarios y haremos un ranking popular para conocer al más votado.
Para el concejal más tonto de España no hace falta que escribas nada ni hagas encuestas. El premio viaja a la ciudad de la energía con una tarjeta que dice: "Puertollano Capital"
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