Me
senté ante el televisor con la esperanza de recuperar el ánimo. Venía un poco
tocado de la asamblea de la agrupación. Allí se masca la derrota y casi se
tiene asumido que Almunia saldrá vencedor en el duelo de perdedores. Ni un
gramo de tensión en la arengas a las bases para que Puertollano no pierda estas
elecciones. Será la mayor tragedia que nos ha tocado vivir, que la derecha
supere en votos, por primera vez en la historia, a la izquierda y que esa
mancha nos toque a nosotros, a quienes hicimos incomoda la muerte de la
dictadura y ejemplar la transición a la democracia. ¡Qué injusta es la vida!
En
tal situación, solo Mariano podría echarnos un capote y lo hizo. Fue tan
generoso que ni siquiera se presentó al debate. Allí, frente a Alfredo, había un
busto parlante leyendo unos folios, con una mano detrás que le movía los labios
para simular que hablaba. ¡Qué detalle de generosidad con España! Ni se mojó en
las soluciones requeridas para los momentos duros de la crisis, ni se moja en
las propuestas que sitúen al país fuera de ella. Tengo, eso sí, algunas dudas sobre la legitimidad de que un ventrílocuo
sea protagonista principal del debate, pero son las normas y si la academia de
la Tv las acepta, nosotros, simples mortales, no podemos ser menos.
Alfredo
tuvo enfrente a Pedro Arriola disfrazado de marioneta de Rajoy. Por eso nadie
respondía a sus preguntas, porque se las hacia a un muñeco y el ventrílocuo no podía
responder para que no se descubriera el pastel. Al final se descubrió en los
aproximadamente 10 minutos que balbuceó Rajoy, era improvisar y se palpaba la
diferencia. Cuando Rajoy leía los folios escritos por Arriola parecía alguien
con criterio, cuando se transmutaba en sí mismo aparecía el político indolente y
poco trabajador que, por desconocer, desconoce incluso su propio programa
electoral. Al final, en los posados, se volvió a comprobar que hubo truco. El Mariano
que posó junto a los ilustrados académicos de la tele era más bajito que el sentado
frente a Alfredo en el plató frio y desangelado del debate.
Pese
a todo, si yo hubiera sido Alfredo habría adoptado otra estrategia. Si Pedro
Arriola no responde a mis preguntas me dirijo a los electores y les planteo lo siguiente:
“Es cierto que vivimos
la peor crisis de la era moderna y que nuestra parte de culpa es haber
intentado negarla primero, disimularla después y darla por acabada antes de
tiempo. Pero nosotros no somos responsables de su origen, que está en el modelo
económico y político que representa la derecha española. Por eso, sus
soluciones no son otra cosa que gasolina para el fuego: más crisis para
profundizar las diferencias entre españoles, más crisis para incrementar los
beneficios de los bancos, más crisis para recortar los derechos de los
trabajadores…
¿Qué proponemos los socialistas
para salir de la crisis?
Primero, entender
definitivamente qué esta crisis tiene su origen en la ambición y la especulación
de los mercados y por tanto la solución debe partir de una exigente regulación
de los mismos, y que esta regulación debe tener ámbitos supranacionales por lo
que es imprescindible coincidir con Europa en las soluciones. Europa vive un
cambio progresivo hacia gobiernos de izquierda y España no puede quedar aislada
de esa tendencia.
Segundo, abordar los problemas
específicos nacionales y aportar soluciones. Es preciso pinchar completamente
la burbuja inmobiliaria para que no vuelva a coger aire y reorientar a las
constructoras hacia la reforma, la obra pública y la gran infraestructura
nacional e internacional. Es preciso implantar un sistema de reparto del empleo
siguiendo el modelo alemán y holandés (uno de cada tres empleos es a tiempo
parcial). Es necesario replantearse la reforma laboral y consensuar con los
agentes sociales un modelo de relaciones laborales equilibrado y flexible en el
que cobre fuerza la figura del mediador.
Tercero, apostar
definitivamente por la sostenibilidad y las energías renovables como motor de
nuestra economía. Para ello pondremos fecha al cierre de las centrales nucleares
y un calendario riguroso al crecimiento de las fuentes renovables, con
incentivos y con inversión en tecnologías locales. También renovaremos
ampliamente el parque móvil y el modelo de transporte en España, con
compromisos claros de sustitución de combustibles fósiles por coches eléctricos,
biocombustibles y pilas de hidrógeno. El ferrocarril recuperará también el
protagonismo de antaño en el transporte de mercancías.
Cuarto, garantizar y reforzar
el papel público en los servicios básicos esenciales estableciendo impuestos
especiales para la actividad privada en los sectores públicos: sanidad, educación,
dependencia…
Quinto, ultimar el
proceso territorial integrando y equilibrando las reformas estatutarias,
suprimiendo administraciones innecesarias (diputaciones) y reforzando las
administraciones locales (mancomunidades) en su relación con los ciudadanos. Reformaremos
además aspectos claves de nuestra constitución con el objetivo de mejorar y
reforzar los instrumentos de participación y control democrático.
Sexto, lograr la
igualdad real entre mujeres y hombres y consolidar los derechos democráticos de
las minorías.
Séptimo, culminar con
éxito el proceso de PAZ sin ceder a ningún tipo de presión, considerando por
igual a todas las víctimas, y tendiendo la mano a quienes contribuyan
activamente por la normalización.
Octavo, reformular el
papel y el tamaño de nuestro ejército, apostando por un modelo más operativo tecnológicamente
e integrado con nuestros aliados occidentales.
Noveno, asumir que el
principal problema de nuestro país no es tanto de gasto como de ingresos y
aplicar por ello una fiscalidad progresiva y solidaria en la que primen los
impuestos directos sobre los indirectos, una decidida lucha contra el fraude
fiscal y una fiscalidad especial para las grandes fortunas y las operaciones en
bolsa.
Decimo, dotar al Estado
de capacidad financiera y de hacer fluir el crédito con la creación de un banco
público. Partiremos para ello de las cajas y bancos saneados con capital público
y lo reforzaremos con aquellos que no superen los test de solvencia.
Estas
son las propuestas que yo he querido debatir con Mariano Rajoy, pero ni el, por
estar ausente, ni Pedro Arriola, porque no estaba en su guión, han querido
debatir…
TOTALMENTE DE ACUERDO CONTIGOO PLUMAROJA,NADA QUE AÑADIR QUE TU NO HAYAS DICHO.ME PARECIO POBRE EL DEBATE,EMPEZANDO POR SU PUESTA EN ESCENA,FALTABA GENTE DE LA CALLE,PREGUNTAS QUE LA GENTE DE A PIE QUE QUEREMOS HACER POR EJEMPLO UN TELEFONO ABIERTO AL PUBLICO
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