martes, 31 de enero de 2012

Los cambios IMPRESCINDIBLES EN LA SOCIALDEMOCRACIA EUROPEA


Parece un recuerdo vago pero conviene recordar que hace apenas una década la socialdemocracia gobernaba en la mayoría de los países de la Unión Europea de los 15, y también entre los países de la Eurozona. Hay son la excepción en ambas instancias. ¿Por qué ha sido así? Trataré de explicarlo en este artículo. 
Mucho se ha escrito sobre las causas de este retroceso, pero todo indica que la principal responsable de esta caída fue la adopción por parte de los gobiernos socialdemócratas de políticas neoliberales que incluían austeridad en el gasto público, -incluyendo gasto público social-, fiscalidades regresivas, -reducción de impuestos y aumento de su regresividad-, desregulación de los mercados financieros, -facilitando la especulación- y laborales, -facilitando el despido- y otras medidas altamente impopulares entre sus bases electorales. La evidencia de ello es incontestable y no da lugar a dudas. Así, la captación de los equipos económicos de los gobiernos socialdemócratas por parte del pensamiento neoliberal fue la causa determinante de su declive político, declive que se mostró, no sólo en un descenso muy marcado de su apoyo electoral, sino también en una reducción significativa del número de militantes y simpatizantes. El desencanto de las bases socialdemócratas hacia tales políticas y hacia los dirigentes que las llevaban a cabo ha alcanzado unas dimensiones nunca vistas en la historia.
La caída en picado de la socialdemocracia ha permitido que las derechas recuperaran el poder. Una vez en el gobierno, los partidos conservadores y liberales han radicalizado aún más estas políticas profundizando la recesión económica y aprovechándose de ésta para conseguir lo que realmente perseguían: debilitar al movimiento obrero y recortar radicalmente el Estado del Bienestar. Ahora, la impopularidad de las políticas neoliberales aumenta las posibilidades de que los partidos socialdemócratas puedan recuperar el poder político y gobernar de nuevo.
Sin embargo, lo preocupante es que la gran mayoría de estos partidos no han hecho los cambios necesarios en sus políticas económicas, sociales y fiscales, -ni tampoco en sus equipos dirigentes-, para abrir una senda de esperanza que permita salir de una crisis que va camino de convertirse en la II Gran Depresión. Los partidos socialdemócratas no han roto con el pensamiento neoliberal dominante en las principales instituciones que gobiernan la UE-15 y la Eurozona, ni tampoco han presentado una alternativa diferenciada y expansionista que permita resolver la situación económica y social de la Unión Europea.
Como afirma George Irvin, profesor de Economía de la Universidad de Londres, en su último artículo publicado en Social Europe Journal, “es enormemente decepcionante ver el continuismo entre la nueva y la anterior socialdemocracia”. El supuestamente nuevo PD italiano, el Partido Demócrata de izquierdas, continuador del que fue en su día poderoso Partido Comunista italiano, apoya las políticas neoliberales del mal llamado “gobierno tecnócrata” del Sr. Monti, un banquero ultraliberal. El candidato socialista francés, François Hollande, hace gala de su rectitud fiscal como manera de mantener su credibilidad, entendiendo credibilidad como austeridad. Ed Balls, portavoz de temas económicos del Partido Laborista, indica que el futuro gobierno laborista mantendrá los recortes del Sr. David Cameron, en caso de que gane las próximas elecciones. Los dos candidatos a la Secretaría General del PSOE han sido tibios en las críticas a las políticas económicas del gobierno Zapatero, quizá porque participaron de él, y aún no han hecho propuestas claramente expansivas de gasto público para crear empleo, limitándose a decir que los recortes debieran ser menos acentuados que los aplicados por el gobierno del PP y la reducción del déficit público debería ser más lenta, pero, por lo demás, no hay ninguna apuesta por una gran inversión y aumento notable del gasto público.
Vicenç Navarro y George Irvin coinciden en afirmar que no ha habido un cambio suficiente en la socialdemocracia europea que nos permita albergar esperanzas para el futuro. Ambos aseguran que para estos tiempos de crisis es imprescindible una masiva inversión pública en creación de empleo, como ya se hizo con el New Deal en Estados Unidos y en Europa con el Plan Marshall. La socialdemocracia europea no ha asumido aún que lo mayores problemas económicos de Europa son el desempleo y la pérdida de poder adquisitivo, y no la deuda y el déficit público como defienden los liberales. Deberían asumir que la deuda y el déficit se resolverán cuando crezca el empleo y se dinamice el consumo y no al revés.
¿Es posible el New Deal en la Unión Europea y en España? La respuesta es un rotundo sí. La Unión Europea tiene los recursos para hacer esta expansión masiva del gasto público con el objetivo de crear empleo en sectores emergentes que van desde el Estado del Bienestar a las energías renovables, -por cierto, la crítica a la socialdemocracia podría también aplicarse a la mayoría de los partidos verdes que no han hecho propuestas de inversión pública masiva a nivel europeo-. En realidad, la gran paradoja es que, a pesar del aumento de la productividad que se ha producido en todos los países de la UE-15, las rentas del trabajo han disminuido como porcentaje de la renta nacional, y los ingresos al Estado también han estado bajando en la gran mayoría de países de la Eurozona y de la UE-15, incluyendo España. Las rentas del capital, sin embargo, han subido enormemente. Esta realidad, ampliamente documentada en muchos escritos -véase el libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España, de Juan Torres, Alberto Garzón y Vicenç Navarro-, muestra que sí que hay recursos. El problema es que están mal distribuidos, con excesiva concentración de las rentas en los sectores más pudientes de la sociedad. Y ahí está la raíz del problema, tanto en la UE como en España. No puede haber una inversión masiva encaminada a estimular la economía sin una reforma fiscal redistributiva de gran calado que permita un aumento muy notable de la inversión pública. Tal como señala Vicenç Navarro en su artículo “El abandono de las políticas redistributivas por las izquierdas gobernantes”. Sistema Digital. 06.01.12, el abandono de las políticas redistributivas por parte de la socialdemocracia y de los partidos verdes ha llevado a la crisis actual. A no ser que cambien y recuperen su compromiso con la redistribución, no habrá salida de la crisis. El principio de “a cada uno según su necesidad, de cada uno según su habilidad y capacidad” es tan relevante ahora como en la historia de tal movimiento.
La mala distribución de los recursos ha significado un enorme empobrecimiento del Estado. El fraude fiscal, predominantemente de las rentas altas, ha alcanzado unos niveles sin precedentes, tanto en la UE como en España. Las cifras estimadas a nivel de la UE consideran que el fraude fiscal representa como promedio el 13% del PIB de la Unión Europea, porcentaje que aumenta mucho más en los países de la periferia. En España es un 23%. Y hay que repetir que este fraude se concentra sobre todo en las rentas superiores, tal como el caso español muestra claramente. Según los técnicos de la Agencia Tributaria del Estado español, el 72% de todo el fraude fiscal en España lo realizan las grandes fortunas, las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año -que representan un 0,01% de todas las empresas- y la banca. Este 72% representa 64.000 millones de euros, cantidad equivalente a todos los recortes que está realizando el gobierno español.
Ahí está el reto para la socialdemocracia española. En atreverse a resolver de raíz el fraude fiscal, en apostar porque lo público sea determinante para la creación de empleo y el fortalecimiento del Estado del Bienestar, en hacer de la sostenibilidad una cualidad transversal y en ilusionar a la ciudadanía para que recupera la confianza en las instituciones democráticas.
Marcel Félix de San Andrés

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