viernes, 13 de enero de 2012

SI HAY SALIDA PROGRESISTA DE LA CRISIS


Hacernos creer que sólo hay un camino – el que nos proponen los poderes económicos financieros, esos que de manera intencionadamente ambigua llaman los mercados- para salir de la crisis económica es, sin duda, una de las principales consecuencias de la hegemonía ideológica neoliberal. El miedo, fundamentado en una explicación de la crisis económica que tratan de hacer pasar por científica (y no ideológica), es una de las formas que blanden políticos y tecnócratas neoliberales europeos para intentar hacernos aceptar ( y procurar así mantener “la cohesión social”) los duros sacrificios que los Gobiernos de la Unión Europea ya están imponiendo a sus poblaciones.

Tales sacrificios van a suponer un profundo empobrecimiento de las clases populares y las clases medias a través, sobre todo, de las reformas del mercado de trabajo con reducciones de salarios y empleos basura, pero también con el desmantelamiento del Estado del Bienestar que van a originar drásticas limitaciones de los gastos sociales de los Estados. O la aceptación obediente y sufrida de los recortes o el caos económico y social. Esa es la alternativa única que los poderes financieros nos proponen y con la que nos amedrentan pretendiendo solucionar la crisis económica y la Gran Recesión que nos amenaza con las mismas políticas neoliberales que nos condujeron a ella. Políticas neoliberales que, claro es, responden a los intereses de esos mismos poderes financieros que se beneficiaron de ellas y con las que ahora quieren salir de la crisis no sólo pasando su coste al conjunto de la sociedad, sino también aprovechando la difícil situación que atravesamos para extender sus negocios con el desmantelamiento y la privatización del Estado del Bienestar.
Sin embargo, frente a las justificaciones de esas políticas neoliberales y las medidas que se derivan de ellas, existen economistas que las combaten y nos proponen otra alternativa que surge de un análisis más profundo y diametralmente diferente de las causas de la crisis financiera que ha estado en el origen del desencadenamiento de la crisis económica actual. Ésa es la propuesta que se nos hace en este libro Hay alternativa. Propuesta para crear empleo y bienestar en España (Editorial Sequitur, 2011, 3ª edición) cuyos autores son tres economistas progresistas españoles de sólido prestigio como Vicenç Navarro, Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa. No estamos ante un libro académico, sino eminentemente divulgativo y, por tanto, didáctico, que tiene como objetivo combatir las tesis que pretenden hacer pasar por evidentes aquellos que nos proponen (y nos están imponiendo) la salida neoliberal de la crisis.
El origen de la crisis económica para estos economistas, al contrario de lo que se nos viene repitiendo machaconamente, va más allá de la crisis financiera provocada por las prácticas especulativas derivadas de la creación y difusión de los productos tóxicos financieros que este capitalismo de trileros difundió bajo la mirada complaciente de esas agencias de calificación que ahora nos controlan implacablemente. Sus raíces profundas se hunden en las políticas neoliberales que en los últimos cuarenta años causaron una reducción de las rentas del trabajo y un incremento creciente de las del capital, concentrando la riqueza en unas pocas manos La desigualdad y la polarización social que esa situación trajo, provocó, a su vez, una reducción de la capacidad de demanda de gran parte de las poblaciones y con ello un descenso sensible de la actividad de la economía productiva y un desvío en busca de beneficios de grandes masas de capital hacia las actividades financieras especulativas, favorecido por las políticas de desregulación y los avances tecnológicos. La desigualdad está, pues, en el origen de ese capitalismo financiero tóxico, el cual finalmente terminó viniéndose abajo como un castillo de naipes con el estallido de la crisis financiera. Y las medidas que deben tomarse para darles solución pasan, por tanto, no por aumentar esa desigualdad, como ocurrirá (está ocurriendo) con la aplicación de los programas de recortes neoliberales que se proponen, sino, al contrario, por avanzar cada vez más en su eliminación no sólo por razones éticas, que también, sino por razones propiamente de eficiencia económica.
En el caso de España, donde también tanto los gobiernos conservadores como los socialistas (social-liberales, diríamos más exactamente) han aplicado las recetas neoliberales desde los años ochenta, a los perversos efectos causados por la crisis financiera internacional se añaden unas circunstancias negativas específicas que hacen que la crisis adquiera una singularidad doblemente negativa en nuestro país. Esas circunstancias han sido la gran burbuja inmobiliaria creada por la economía especulativa que supuso asimismo un grave endeudamiento privado (no público, como han querido hacernos creer para poner en solfa el Estado del bienestar). Y el resultado ha sido un distorsionado modelo de crecimiento económico, que ha dado lugar a una economía escasamente productiva y de poco valor añadido combinada con una pérdida del poder adquisitivo de los salarios y una gran debilidad del mercado interno. Todo lo cual ha tenido mucho que ver con el modo cómo se realizó la Transición de la dictadura a la democracia, la cual propició no sólo una debilidad de las clases trabajadoras y desigualdad social, sino también una desmesurada influencia política de los grandes grupos económicos y financieros, unas instituciones económicas y mercados muy imperfectos, además de un acusado déficit social y una débil y traumática vinculación de nuestra economía con el exterior.
Tal diagnóstico supone que para salir de la recesión en la que estamos instalados, crear empleo decente y avanzar en el bienestar social en España es necesario implementar una política económica que ponga fin a todas esas deficiencias enumeradas. Un programa con remedios y medidas que es, desde luego, bien diferente, casi el contrario (como demuestran las 115 propuestas concretas que se realizan en este libro), del que las políticas neoliberales están adoptando e imponiendo en la Unión Europea. Como también lo es el que presentó (o más bien insinuó) en la sesión de su investidura el actual presidente del Gobierno conservador español y en parte (lo peor está sin duda por venir) ya ha concretado recientemente su Gobierno.

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