viernes, 13 de abril de 2012

CON REY NO HAY DEMOCRACIA


CRÓNICA POPULAR. EDITORIAL
La República quedó como un tema pendiente del régimen que surgió de la Transición y ha llegado la hora de que la sociedad española lo afronte.
Confluyen en esta necesidad histórica hechos políticos básicos y otros más circunstanciales o anecdóticos. La Transición y el pacto constitucional que la formalizó jurídicamente  están agotados. La prueba más concluyente es el vaciamiento de la letra y el espíritu de la Constitución con la reforma urgente que tuvo lugar el año pasado para atender las presiones de los mercados y las instituciones europeas y la ofensiva neoliberal que está destruyendo a ojos vista el modesto estado del bienestar que se había alcanzado. 
La pérdida de soberanía para atender las preocupaciones  y necesidades que abruman a la mayoría de los ciudadanos; la dilución  de los rasgos sociales del sistema económico;  la destrucción de derechos históricos de los trabajadores  a través de sucesivas reformas laborales culminadas con el reciente “decretazo”,  ponen en entredicho el andamiaje legal del país. Estos y otros problemas,  como la recuperación de la memoria histórica, la conformación territorial del  Estado, la ley electoral   y la corrupción que impregna la vida social y política hacen necesario, exigen en este tiempo histórico,  impulsar un proceso constituyente en el que la  declaración de la República es un elemento simbólico imprescindible en la regeneración moral y política de nuestro  una país. Una República federal con pertenencia libremente aceptada nos parece el mejor  proyecto a proponer.
Concurre también la circunstancia  de una monarquía desahuciada por las prácticas poco ejemplares de sus miembros del rey para abajo, que componen una familia real demediada  y patética,  que no merece el respeto de los españoles, con independencia del aserto  del  movimiento popular  que “con  rey no hay democracia”.
Toda la izquierda  (sin incluir en ella al PSOE) se declara abiertamente republicana, pero no acaba de darle  a la consigna y  al objetivo los esfuerzos que merecen, pues siendo la República un desiderátum ineludible del proceso constituyente pendiente,  puede servir también de acicate y estímulo de las movilizaciones populares.
Crónica Popular apuesta  decidida y resueltamente por República y llama a la sociedad a expresarse sobre ello con claridad y  firmeza. La bandera tricolor debe dominar las calles en todas las manifestaciones y movilizaciones populares,  como emblema  del nuevo país que deseamos construir.

Pulsa sobre las imágenes para ampliarlas.

Cuidado con el fotógrafo
Hay imágenes que desmienten las palabras y hacen que los silencios hablen. Hay fotógrafos que no necesitan flash para desvelar las sombras y leer los contrastes. El gesto inconsciente del político revela lo que no dijo y alumbra sus más oscuros pensamientos, hay instantáneas que plasman la realidad arrinconada, silenciada por los titulares de los diarios y los noticiarios. Germán Gallego lleva mucho tiempo disparando desde las barricadas callejeras y los parapetos de los hemiciclos, sobre el asfalto o sobre las moquetas.
En la calle y en las distancias cortas Germán Gallego ha ido escribiendo una crónica ilustrada de los tiempos que corren, una carrera de fondo, a veces en el sentido literal del término, apara no perder la cabeza, ni la cámara, ni los papeles, pero ni la velocidad de los acontecimientos, ni las urgencias de la prensa gráfica han emborronado nunca la nitidez de sus imágenes, a veces oscuras, disparos entre las sombras para iluminar las mazmorras y sacar la luz de los aspectos más sórdidos del Poder, la tramoya, la máscara y la farsa.
Nosotros, los que casi veíamos las banderas republicanas en el blanco y negro de las ilustraciones de los falseados libros de Historia, vemos en estas penúltimas páginas de su crónica como le salen los colores en la calle a la tricolor, una bandera escamoteada, clandestina, blasfema y por ello querida por los que no solemos emocionarnos con los trozos de tela, ni con los himnos patrióticos. Esta es la bandera que nos robaron un día, el símbolo destronado de la República, bandera que Germán Gallego nos devuelve como testimonio y recordatorio de un país que no pudo ser y que es el nuestro.
Fotografías: Germán Gallego || Madrid.
Texto: Moncho Alpuente || Madrid.


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