domingo, 1 de abril de 2012

Todos somos Shaima y Trayvon. Nuevos crímenes racistas en EEUU


Mercedes Arancibia
En menos de un mes, los ciudadanos de buena voluntad estadounidense se han sentido conmocionados por dos crímenes de tintes claramente racistas. Tras la muerte en febrero de Trayvon Martin, un adolescente afroamericano de 17 años,  asesinado en Sanford (Florida) por un  agente voluntario de seguridad, de origen hispano, porque llevaba « capucha  y algo extraño en la mano », el domingo 25 de marzo de 2012 falleció la  iraquí Shaima Alawadi, a la que unos días antes habían atacado en su casa de El Cajón, California, porque “llevaba velo”.
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A Shaima, de 32 años,  la encontró inconsciente una de sus cinco hijas, en el salón de la vivienda familiar. Le habían golpeado salvajemente. Cerca del cuerpo, el asesino dejó una carta acusándola de « terrorista ». Una semana antes, la familia Alawadi había había recibido otra misiva: “Es nuestro país, no el vuestro, especie de terroristas”. Shaima llevaba diecisiete años viviendo en Estados Unidos. Como muchos otros musulmanes chiítas que huyeron de la represión del tirado Sadam Hussein, la familia Alawadi llegó a Estados Unidos a mediados de los años 1990. Tras vivir un tiempo en Michigán, se trasladó a San Diego en 1996. La policía estudia la pista xenófoba ya que los atacantes no se llevaron nada de la casa. En declaraciones al canal Kusi TV, la hija de la víctima, Fátima, ha dicho alto y claro. “No somos terroristas. Los terroristas sois vosotros”.
Al joven Trayvon –del que Barack Obama dijo que se parecería a su hijo, si lo tuviera- le mató  de un disparo, la noche del 26 de febrero de 2012,  George Zimmerman, hispano a pesar del nombre,  que efectuaba rondas de vigilancia en el barrio, quien ha alegado « legítima defensa, porque pensó que el chico iba a atacarle”, y se encuentra en libertad con cargos aunque una grabación procedente de la cámara de vídeovigilancia de la comisaría, emitida el 29 de marzo por el canal estadounidense ABC News, desmiente su versión de la supuesta agresión y avala la tesis de que el chico llevaba en la mano un paquete de chucherías y un refresco.
Tanto los medios de comunicación como la opinión pública han establecido inmediatamente la relación entre los asesinatos de Trayvon y Shalima con un aumento del racismo y la xenofobia en el país. Trayvon llevaba capucha, Shaima el “hijab. Desde entonces, en Facebook está funcionando un grupo llamado “Un millón de hijabs para Shaima Alawadi”, que cuelga fotografías de personas de ambos sexos ataviadas con el velo islámico. Tanto esta red social, como Twitter, donde los nombres de Shaima y Trayvon se han vuelto  indisociables, se están poblando cada vez más con fotos de “encapuchados” y “velados”.

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