martes, 14 de agosto de 2012

EL CONFLICTO SIRIO. ¡Cuando las barbas de tu vecino veas pelar!


Abdel Bari Atwan
Desafío a un líder árabe de los que están buscando con los europeos y los estadounidenses el futuro de Siria después de la caída del régimen del presidente Bashar al-Assad, a que me presente una imagen clara de cómo será el país para que no nos sorprendamos ni se sorprenda y para que tomemos en cuenta su programa, sus puntos de vista y sus esfuerzos.
Hace casi cien años, el delegado de Gran Bretaña, McMahon, vino a ver al Sharif de la Meca, Hussein bin Ali, de la dinastía hachemí, ofreciéndole la revolución en contra del Imperio Otomano, prometiéndole un imperio de etnia árabe que se apoyaría en la más pura modernidad y basado en el desarrollo, lejos de la corrupción de la herencia del retrógrado Imperio Otomano.
13_picornel©Joan Picornell
La Revolución comenzó desde el Hiyaz y de lo más puro de esa zona (La Meca) y ocurrió la formación de la Legión Árabe para la participación en la guerra de los británicos y franceses para derrocar al Imperio Otomano musulmán suní y la liberación de los árabes de su colonialismo.
La guerra terminó con la caída del Imperio Otomano, la división del suelo patrio y la creación de nuevos estados. Y si bien la mayoría de las nuevas entidades fueron liberadas, incluyendo la moderna Turquía, los países árabes fueron puestos bajo protectorados británicos y franceses, incluida Palestina, que más tarde fue entregada a los judíos, y ya es conocido el resto de la historia.
Los acontecimientos se repiten. Los vivimos de otras formas pero en el mismo escenario. Los países occidentales, encabezados por Estados Unidos, exigiendo la revolución árabe sunní contra la injusticia y la tiranía, y centran su apoyo a estas revoluciones en los países para el proyecto de Occidente (al- Garb), especialmente Libia, Siria e Iraq.
Las revoluciones árabes contra la injusticia, la corrupción y la herencia son legales pero se retrasaron demasiado y lo que tememos, y vemos con nuestros no inocentes ojos, son operaciones de reclutamiento de estas revoluciones para servir, solamente, a los intereses coloniales particulares occidentales.
Caerá, inevitablemente, uno de los regímenes sirios. No será una excepción, pues cientos de regímenes gobernaron durante ocho mil años. Pero lo que importa es Siria en particular y la región en general, la imagen que va a tener y el tamaño de las masacres a que se enfrentará su pueblo. El número se había parado en los veinte mil, ¿Cuándo se detendrá el contador, pasados dos meses o dos años o veinte años?
Las armas llueven sobre Siria, tanto del régimen como de la oposición, armas modernas y sofisticadas no vistas en las guerras árabes contra Israel.
Obama firmó la decisión de permitir que las agencias de inteligencia de Estados Unidos apoyen a la oposición en el terreno y se informó de la llegada de un batallón estadounidense para entrenar al ejército jordano en la forma de defenderse frente a cualquier “ataque” sirio. El informe del Real Instituto de Estudios de Seguridad de Gran Bretaña sobre la presencia de las fuerzas especiales estadounidenses y británicas en el suelo sirio, para apoyar a la oposición y llevar a cabo actos de espionaje y recopilación de la información, aseguró que los buques de guerra británicos están en camino a la costa de Siria para preparar la evacuación.
Los rusos y los chinos apoyan al régimen y cuatro buques de guerra se dirigen hacia la base rusa en Tartus. Las fuerzas turcas realizan maniobras para reforzar su presencia en la frontera con Siria.
Esto significa que es inminente una guerra regional, y tal vez internacional, en el suelo sirio pero las herramientas y las víctimas son árabes. Pues Jordania puso fin al estado de neutralidad respecto a la situación en Siria y decidió unirse al esfuerzo militar golfo-occidental para derrocar al régimen. Los enfrentamientos reales que ocurrieron entre sus fuerzas y otras de Siria pueden ser el comienzo de una invasión militar. Tenemos que recordar que las fuerzas estadounidenses que irrumpieron en Bagdad vinieron a través del territorio jordano.
Romper y dividir
Vivo en Occidente hace 35 años. He estudiado, enseñado y dado conferencias en la mayoría de sus universidades. Escribí artículos sobre Oriente Medio en los periódicos, soy co-interlocutor en la mayoría de los canales de televisión, así como en cientos de conferencias y seminarios, y de todo eso saqué la firme convicción de que no existen políticas al azar y que la política y estrategia de la guerra se desarrolló sobre la base de la acción y cuidadosa planificación, no en base a reacciones puntuales, y que es un hecho establecido en la mayoría de los expertos occidentales que los árabes son fáciles de traicionar y fáciles de explotar sus vulnerabilidades, así como difundir entre ellos las diferencias en base a líneas étnicas y sectarias.
La decisión de invadir y ocupar Iraq fue tomada oficialmente en el 2000, y se les dio instrucciones para hacer la preparación de los planes y la ejecución en 2001, es decir, después de los acontecimientos del 11 de Septiembre, pero los neo-conservadores, la mayoría de ellos judíos leales a Israel, amenazaron cinco años antes con esta decisión, y pidieron un cambio de régimen iraquí por considerarlo una amenaza para Israel.
Las revoluciones de pueblos que se han rebelado contra la dictadura y la tiranía en su mayor parte fueron espontáneas y legítimas pero Occidente está tratando de embridar y cabalgar sobre estas revoluciones y usarlas en su propio beneficio: hacerse con la riqueza petrolera y debilitar a los árabes en general como el peligro que representan para Israel.
Tony Blair, neo-colonialista y ex primer ministro británico intentó “el cambio controlado” de la primavera árabe. Aún está fresco en la mente.
En 1979, tras el éxito de la revolución iraní con el derrocamiento del Sha de Irán, el historiador sionista británico Bernard Lewis presentó un conjunto de recomendaciones a los países occidentales sobre cómo responder a la pérdida de Irán, un fuerte aliado.
El resumen de las recomendaciones es trabajar sobre la balcanización del Medio Oriente a través de la promoción de las minorías étnicas y religiosas a la rebelión para reclamar sus propias entidades independientes, creando un arco de crisis.
De esta manera, los poderosos estados que se oponían a Occidente, como Iraq y Siria, están siendo desmantelados desde el interior, y se convierten en débiles estados en conflicto entre sí.
En 1934 las autoridades del protectorado francés desarrollaron un plan similar para dividir Siria en cinco países sobre la base de líneas sectarias y étnicas. Dos Snetan en Alepo y Damasco y un druso en Jabal Al-Arab (drusos, anteriormente), un cuarto en la costa (Tartus y Latakia) y un quinto turcomano en la provincia de Iskanderun.
Este plan fracasó porque el pueblo sirio lo rechazó y resistió para preservar la unidad geográfica y demográfica de la patria. Después de ochenta años, por su cabeza pasa nuevamente este tablero. Y Siria se enfrenta, en la práctica, a la fragmentación. Todo en Siria en estos días está fragmentado o dividido: el poder se divide y corroe, la integridad territorial está fragmentada, la oposición fragmentada y dividida, y no hay nada en absoluto que unifique. Parece que los consejos de Bernard Lewis comenzaron a ver la luz y los planes son continuar la fragmentación. Alepo va a ser casi aislado. También la parte semi-autónoma kurda del Norte. Damasco está aislado y el camino a Latakia no es seguro. Homs en rebeldía frente al régimen.
En Libia, la Cirenaica se prepara para separarse y algunas de sus gentes quieren cambiar al cacicazgo de los Emiratos del Golfo u otro para disfrutar del aislamiento del petróleo de Trípoli y el Fezzan. Y la situación de Iraq ya es conocida por todos. ¿No dijo Bernard Lewis que Iraq es un estado de base étnica artificial construido por Gran Bretaña que había que dividir en tayfas antes de la guerra final?
No sabemos si los otros estados árabes como Egipto y Arabia Saudí, Argelia y Marruecos (excluir Sudán debido a su fragmentación y el Yemen en camino) son conscientes de que esto les llegará inevitablemente. ¿Quién hubiera imaginado que el régimen sirio, que apoyó la guerra contra Iraq bajo el título de la liberación de Kuwait, fuera recompensado de esta manera?
Queremos que un solo líder árabe nos convenza de que los árabes son verdaderos socios en la configuración del futuro de su región y que nos asegure que no nos encontramos ante un engaño como a los que nos enfrentamos, nosotros o nuestros antepasados, después de la Gran Revolución Árabe o después de la ocupación de Iraq y de la destrucción de Libia.

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