martes, 2 de octubre de 2012

RAJOY CONDENA A LA EMIGRACIÓN A LOS ESPAÑOLES MEJOR FORMADOS


El superheroe que acabaría con el paro se desinfla
Era de esperar. Fruto de la estacionalidad, el desempleo sube cuando el verano da sus estertores y, aunque la vendimia es una ayudita en comunidades como Castilla La Mancha y la Rioja, el sector servicios pone de patitas en la calle a los contratados para atender a los turistas ingleses y alemanes. Octubre nos despierta con 79.645 nuevos dramas que añadir a los cerca de 4'7 millones que ya teníamos. El dato viene acompañado de otra pésima noticia: también desciende el numero de afiliados a la seguridad social en 86.174 cotizantes. Frente a esta situación, probada ya la eficiencia de la reforma laboral con 476.000 nuevos parados, la derecha centralista y la autonómica solo tiene una receta; que nuestros jóvenes mas cualificados se vayan a Alemania a disfrutar de las maravillas de los minijobs a cambio de 400 miseros euros. Merkel no esperaba menos de Rajoy en  agradecimiento a que el BCE no compre deuda pública española y nuestra economía sea incapaz de financiarse en los mercados.
A lo que ibamos. Al igual que la dictadura lo consiguió, Rajoy también lo conseguirá. Con aquél fueron dos millones de emigrantes repartidos en todo el mundo; cerca del 17% de la población activa. Rajoy superará a su maestro. Por ahora, hay ofertas para 100.000 enfermeros que quiere contratar Arabia Saudí, Alemania reclama técnicos, EEUU quiere científicos, África necesita cuadros intermedios, Latinoamérica mano de obra cualificada, y con la expulsión de maestros, médicos, universitarios con final de carrera, sumarán más de 6.000.000 que emigrarán y fin del paro.
Durante décadas, España ha formado a todos; ahora, Rajoy los desprecia. Nuestra nación los necesita, pero a él qué más le da: repudia a nuestras mentes más claras; abandona la investigación; acepta pagar royalties a sus amos para que dependamos del exterior, en lugar de crear riqueza propia y exportable; prefiere la mano de obra abaratada con las reformas laborales, para que la empresa aquí establecida tenga mayores beneficios. Es lo que deseaba el Capital. Por eso apostaron por él como dirigente, poniendo a trabajar su maquinaria propagandística a todos los niveles.
Desde 1837, el Capital nos lleva acostumbrando a los pánicos monetarios y crisis comerciales procedentes de la Bolsa de Nueva York. Ocurrió en 1891, 1929, 1973, 1987 y volvió a suceder con la actual crisis. Desaparecen cientos de bancos, absorbidos por las grades corporaciones bancarias. La Globalización es el último medio para que el engranaje de esta crisis empezase a funcionar, con aranceles y prohibiciones casi suprimidos, de forma que los bienes extranjeros entran rápidamente en el mercado local y afectan al empleo y los medios de subsistencia de miles de personas. Una estrategia para “orientalizar” la mano de obra en precios y jornada de trabajo en cada país.
Sin olvidarnos de la tremenda devastación que las guerras por las materias primas han causado, éstas han reforzado y llevado al extremo lo que antes se hizo en menor escala. A todo ello hay que añadir inverosímil pérdida de cultura y el atraso moral frente al siglo XIX con el abandono de la enseñanza pública, sanidad y el bienestar social, con la única intención de privatizar todo por parte del Capital, financiando a dirigentes idóneos para la consecución final de sus objetivos y logrando esa manifestación secular, condicionada en primera instancia con el ascenso al poder del hombre-masa político, fiel siervo que lleva a cabo las políticas económicas dictadas por el Mercado.
Actualmente, en los países donde más se están cebando estos ajustes económicos, surgen manifestaciones masivas en contra de sus gobiernos, mejor dicho, lacayos de los financieros. Y, en el momento de manifestarse en contra de este totalitarismo pseudo-fascista, quienes participan en ellas pasan a ser calificados inmediatamente como “antisistemas”, comunistas, radicales de izquierdas… Intentan confundir a la población ocultando la realidad, que no es otra que la demostrada por las acciones de los gobiernos, y solo miran en una dirección y no en la de la ciudadanía. Los políticos actuales no nos representan, reclamamos otra forma de gobernanza. Es necesario “El Estado participativo”, donde la decisión ciudadana haga valer el interés general y no el particular de los partidos políticos. Pero, por supuesto, no somos “antisistema”: somos contrarios a este sistema de representación parlamentaria, que no es lo mismo. Queremos la representación real de la ciudadanía en el parlamento.
Crónica Popular

1 comentario:

  1. Rajoy El superheroe que acabaría con el paro se desinfla? Este tipo lleva desinflado desde que nació,lo que pasa es que todavía no se a dado cuenta.

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