A veces creo que es
un sueño. Mejor dicho, una mala pesadilla. El mundo que conocí ha tomado
forma
de una piedra de molino que pulveriza meticulosamente cualquier semilla de
rebeldía que pueda atascar su injusta maquinaria. Todo está patas arriba. La
carga de la prueba está invertida como invertida está una sociedad que salva a
los delincuentes financieros y criminaliza a sus víctimas.
Ahora es posible que
servidor sea nazi. Lo aseguran los padrastros y madrastras de esta maltratada España.
Claro que, los nazis de los que hablan la Cospe, la Aguirre y compañía, ya no
portan esvásticas ni calcinan seres inocentes en eficaces hornos crematorios.
Ahora somos más chungos, más ladinos. Hemos cambiado de bando y de estrategia.
Camuflados de otromundistas, de perroflautas y yayoflautas, de familias
desahuciadas, de ciudadanos y ciudadanas solidarias, no podemos controlar el Hitler
que llevamos dentro y amenazamos con hacer añicos el escaparate de una
democracia de opereta en la que un ciudadano muere con la aorta reventada por falta
de atención médica.
Y lo hacemos usando
armas fascistas de destrucción masiva como el sanguinario pacifismo. Al estilo
de otro famoso naziflauta de origen hindú llamado Gandhi. ¡Ríanse ustedes del
doctor Mengele! Los naziflautas españoles somos gente retorcida que participa
en escraches no violentos que, sin embargo, violentan en extremo a nuestras
autistas señorías.
Por
éstas y otras fechorías, del cielo nos llueven multas y alguna que otra hostia
más o menos consagrada. Y ni aun así aprendemos. ¡Se nos ocurre cada cosa! Por
ejemplo: tengo entendido que se podrá quitar la nacionalidad a un extranjero,
aunque lleve más de doce años siendo español en los papeles, por cosas como
participar en un escrache. Llámenme naziflauta si quieren, pero yo propongo
hacer eso exactamente con los anti-patriotas que se ponen a España por montera
mientras evaden capitales fuera de nuestras fronteras. O con los políticos
insensibles al sufrimiento de un pueblo al que deberían servir como juraron un
día y privatizan servicios como la Teleasistencia, prescindiendo de Cruz Roja
para que una empresa privada se beneficie de la atención a nuestros viejos, o
las residencias universitarias para que a los hijos de los obreros les sea un
poco más difícil acceder a la universidad. Quitarles una nacionalidad que no
merecen para confinarles en esos humanitarios campos de internamiento que ellos
mismos han creado. Administrarles un poco de su propia medicina. Al fin y al
cabo, su crueldad es el origen de lo que denominan la nueva España nazi.
Somos posibles por
ellos. Gracias al exterminio masivo de nuestros derechos más elementales. Sin
quererlo, son las musas que inspiran el movimiento de resistencia ciudadana. Un
acicate para nuestro solidario fanatismo de enfebrecidas masas pacifistas ¡Heil
Cospe! Los que vamos a escrachar, te saludamos.
Plumaroja
Pos resulta que me lee más gente de la que yo pensaba. Algunos, lo hacen al estilo Cospe para insultarme.
ResponderEliminarQue yo pienso:
Si los fachas me insultan, es que lo estoy haciendo bien.
Abrazos de nuevo nazi.
un abrazo murciano
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