martes, 12 de noviembre de 2013

MADRID HUELE A PODRIDO... Y NO ES POR LA HUELGA DE BASURAS

Basura acumulada en las calles de Madrid
La huelga de limpieza en Madrid es el típico ejemplo de los conflictos laborales que tienen su origen en la privatización de los servicios públicos. A una pésima gestión del alcalde Gallardón, que dejó una deuda multimillonaria a la ciudad, siguió la de Ana Botella, cuya especialidad es el recorte a tajo libre en las prestaciones básicas para los madrileños.
Como resultado de tanta ruina y despropósito, el ayuntamiento de la sra. Botella se inventó un modelo que denominaron “contrato integral” para abaratar  un 27% el servicio de limpieza y jardinería de la ciudad. Curiosamente, dicho contrato cayó en manos de empresas archiconocidas por su afinidad a los círculos del actual poder como CESPA (FERROVIAL), VALORIZA (SACYR), OHL y FCC-ALFONSO BENÍTEZ, reconocidas como donantes al PP en los papeles de Bárcenas. Más papistas que el papa (o la sra. Botella), las empresas adjudicatarias consideraron corto ese 27% y le añadieron un 19% más de recorte por cuenta propia. Eso sí, para que les cuadre el círculo de su diabólico ahorro, tienen que despedir a 1.144 trabajadores e imponer una brutal bajada de sueldos para el resto. La última propuesta empresarial sería reducir los despidos a 650, lo que empieza a ser música celestial para los sindicatos mayoritarios y a provocar una gran fractura entre los trabajadores. Es la estrategia de siempre: divide y vencerás.
Hasta aquí, no creo que nadie tenga dudas de que estamos hablando de basura. Montañas de humeante basura de ineptitud, irresponsabilidad y ánimo de lucro que reducirán el cuidado y la limpieza de la capital de España a un estercolero. pero que, además; suponen la precariedad o la pérdida del empleo para un gran número de trabajadores solo para que los de siempre se forren, como siempre, con pasta del erario público. Una estafa repetida que es insostenible desde cualquier punto de vista, especialmente desde el económico. Por lo que deduzco que solo puede ser un pestilente efluvio de algún muladar ideológico.
Pero aún hay más basura. La de esa ciudadanía respetable, valedora de sus derechos como contribuyente, que crítica ferozmente la lícita lucha de estos trabajadores en huelga. “Que la hagan, pero sin perjudicar a nadie”, repiten indignadísimos los muy tarugos. Y lo digo sin respeto alguno. Porque hace falta ser corto para no entender que las huelgas van de esto, de causar molestias que indignen a la respetable ciudadanía. Entonces, si la ciudadanía es inteligente, dirigirá esa indignación hacia quien verdaderamente la merece, no hacia los trabajadores que pelean por sus derechos y su empleo.
Un total de 1.900 firmas pedían a primera hora de la tarde del lunes, en la web Change.org, que el Ejército limpie las calles de Madrid mientras dure la huelga de basuras, que esta madrugada cumplirá su primera semana. La petición ha sido lanzada desde la capital por un internauta, Valero Rioja, después de afirmar que la basura "está comiendo" a los madrileños. "La basura nos está comiendo y si no se llega a una solución el Ejército debería actuar y poner a los militares a limpiar Madrid", propone. Que gran ejemplo de respeto a los derechos laborales están dando los firmantes de la petición y que gran precedente sentaría el ejercito actuando de esquiroles. Por fin, atendiendo la propuesta de este iluminado, acabamos de encontrar sentido a una institución que no hizo otra cosa que "joder" a España y que para ello se llevó siempre, este año también, la parte del león de nuestros presupuestos.
Una ciudadanía inteligente identificaría muy bien de donde procede el olor a chamusquina que apesta verdaderamente el aire que respiran. Y, sobre todo, una ciudadanía inteligente intentaría tener desinfectada su alcaldía. Si dejamos que se nos acumule dentro la basura, hasta los consistorios más cosmopolitas, como el de Madrid, se pueden llenar de ratas.

1 comentario:

  1. SOBRE LAS TASAS.
    Hay servicios como la recogida de basuras en los núcleos urbanos que son gestionados por los ayuntamientos. Lo que se cobra, no es un impuesto, es: una tasa de servicio.
    La tasa en cuestión, será la justa para pagar ese servicio, ni más, ni menos: ¡la justa! Un ayuntamiento, como entidad pública, solo ha de gestionar el servicio, no ganar dinero con él.
    El suministro de agua y la gestión de residuos, también son servicios prestados por la administración. Generalmente, en el mismo recibo, se incluye: suministro de agua, recogida de basuras y gestión de residuos.
    Hay tres tipos de maneras de adjudicación: Subasta a la baja, concurso y concurso-subasta.
    La forma normal de adjudicación de estos servicios, es la subasta a la baja. A partir de ahí, la entidad, se lava las manos.
    Con el concurso, la entidad adjudica el servicio a la empresa que para ellos ofrezca mayores garantías. Aquí es donde se corre el peligro de que sea adjudicado a un amiguito y luego se repartan las ganancias.
    Con el concurso-subasta, se tiene en cuenta al que lo haga más barato, pero además, que ofrezca garantías de una buena ejecución del servicio.
    Como es natural, una subasta, puede quedar desierta. Si lo que ofrece la administración no cubre gastos y genera beneficio al contratante, no se acudirá a ella.
    En todos los casos, el Ayuntamiento es el responsable último. Cuando se haya que hacer una reclamación, será el Ayuntamiento el demandado. Por ejemplo: si te caes en una zanja, no demandarás al que ejecuta la obra, demandarás al Ayuntamiento como responsable de la misma; las condiciones de la ejecución y su seguridad, tendrá que aparecer en el pliego de condiciones que el adjudicatario acepta al presentar la plica. Luego el Ayuntamiento, pedirá las compensaciones pertinentes a la empresa.
    NOTA.- Esto era así cuando yo trabajaba en la administración; podría haber cambiado.

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