viernes, 20 de junio de 2014

El espacio Socialista ¿Tiene futuro el socialismo en el estado español?

Carlos Martínez

Politólogo. Primer secretario de Alternativa Socialista, ex concejal y diputado provincial por el PSOE

Comenzaré aclarando en mi convicción y saber, que el socialismo del estado español fue construido por un sector del movimiento obrero, de carácter inequívocamente marxista y enraizado en la lucha de clases y la organización de la clase obrera para la defensa de sus intereses, su organización y ser su instrumento político. El Partido Obrero como le gustaba definirlo a su fundador, Pablo Iglesias, que era un marxista ortodoxo.
Atributtion: Rubalcaba
Felipe rompe con el marxismo, pero también con la socialdemocracia.
Atributtion: Rubalcaba
Los tiempos cambian y el PSOE también, pero hasta la llegada al poder en el mismo de Felipe González, el PSOE no rompe su tradición marxista, republicana y su carácter de partido de la clase obrera. González transforma al partido de los socialistas en un partido socialdemócrata moderado, adelantado a la tercera vía y levanta -asumiendo reivindicaciones y luchas obreras y populares- un estado del bienestar asentado y financiado sobre el endeudamiento público y las privatizaciones de sectores públicos industriales y de servicios. No es el objetivo de este artículo describir una época, pero sí constatar un hecho. A cambio de avances en protección social, se deslocaliza la industria pesada, se privatiza y se introduce un liberalismo económico que la derecha de la UCD no había sido capaz de implementar.
Felipe rompe con el marxismo, pero también con la socialdemocracia. Une la suerte del partido de Pablo Iglesias al régimen del 78, no impide la aparición de la corrupción y, a cambio de avances sociales, destruye todo lo que signifique construcción del socialismo y control democrático sobre los poderes económicos. Esto se hace no atacando a la oligarquía, sino pactando con ella o simplemente entendiéndose con sus demandas y tranquilizando sus inquietudes al permitir que ésta se siga enriqueciendo sin límites. El socialismo pasa a mejor vida, desaparece y se convierte tan solo en un mito que permite mantener una ficción electoral.
Muchas y muchos socialistas del estado español han ido abandonando el partido y marchándose a sus casas o a otros espacios, al no estar conformes con la deriva neoliberal de sus direcciones, quedando las cúpulas del PSOE en manos de personas ya sin ningún entronque con la escuela socialista-marxista, la experiencia republicana y la lucha de clases. Una serie de profesionales de clase media que se convierten en “profesionales”, sin ideología concreta y sin pasado reivindicativo luchador, se erigen en la clase “modernizadora” y “progresista” que nunca más socialista.
La crisis, pues, del PSOE hoy en día es fruto de esas renuncias, traiciones y olvidos. De construir un partido con algún ciento de mil de afiliados sin ideales trasformadores y de cambio al sistema capitalista y sumisos a la monarquía y a los poderes fácticos en una parte mayoritaria, excepto corrientes críticas y algunas rebeliones por las bases, siempre laminadas. De vez en cuando, -en la oposición claro-, se desempolvan viejas reivindicaciones o se asumen exigencias de las clases populares que, excepto en el terreno de los derechos civiles, jamás se cumplen después en los gobiernos. Como consecuencia de ello, el lobo ya no viene más, el voto útil deja de ser una tabla de salvación. El lobo ahora es una profunda crisis de credibilidad.
Crisis del socialismo cupular dinástico
La cuestión es muy sencilla, si el socialismo no desea construir una sociedad alternativa al capitalismo. Defender el sector público y ampliarlo no solo en las tres patas del estado del bienestar (educación, sanidad, pensiones)  sino igualmente implementando la propiedad pública de sectores estratégicos como la banca, la electricidad y las energías, el transporte y las comunicaciones e intervenir contándole las alas a las oligarquías dominantes ¿Entonces para qué sirve un partido que se llama socialista? Para nada y si encima forma parte de un engranaje corrupto y cruel con la gente como es el régimen monárquico de 1978, todavía vigente, menos. Si la suerte del PSOE se une a la monarquía corrupta y católico-conservadora y al PP derechista, clasista, corrupto y autoritario, un PSOE hermanado al PP no hace ya falta y por tanto surgen nuevos autores.
El rescate del socialismo, no es un capricho intelectual, ni menos un deseo personal. Es una necesidad real, pues en el estado español hay un poso, una tradición y una memoria histórica que sabe que se puede avanzar hacia la igualdad, el reparto y la justicia, hacía la democracia económica y la economía al servicio de las personas desde la democracia y la libertad. Socialismo en libertad, justicia en libertad y amplia propiedad pública democráticamente controlada. Freno a la pobreza y el desempleo, protección social y vida digna desde un ambiente libre y buscando la felicidad. Defendiendo la tierra, el oxígeno, el agua y la naturaleza como bienes públicos y de uso y disfrute colectivo.
Por el rescate del socialismo
Como socialistas alternativos es necesario que sepa la sociedad que no solo nos proponemos acabar con la corrupción, mandatos limitados y salarios en la cosa pública indecentes. Sino que como socialistas queremos primero regular y luego reapropiarnos colectivamente de la riqueza. No podemos decir que los políticos son corruptos y muchos no lo son, aunque sí es excesivo el número de ellos. Pero,   sin embargo, no podemos callar ante la corrupción y el atraco de los banqueros, los ricos, los industriales y constructores grandes, poderosos y desposeedores de los bienes públicos. Frente a esto hay una alternativa que se llama el socialismo. Un socialismo que grandes personas como Salvador Allende trataron de impulsar u otros como Pepe Múgica lo ejemplifican con su vida personal, sencilla, austera y comprometida.
El PSOE oficial ha cortado toda utopía de raíz, impidiendo el debate de ideas y todo sueño emancipador que cuestione no solo ya el régimen monárquico, sino a las oligarquías capitalistas que nos extorsionan y dominan.  Con Borbones en la cúspide del estado, el federalismo es imposible y el estado plurinacional y pluricultural una quimera, así de sencillo es.
El problema es que todos y todas esas “profesionales” no solo han arruinado el PSOE sino que están poniendo en trance de desaparición al socialismo.
Qué socialismo
El socialismo es patrimonio de la clase, de los y las humildes, de las personas empobrecidas y de las y los socialistas orgullosos de serlo y que lo han, lo hemos defendido en medio de descalificaciones, vetos, incomprensiones y amenazas. El socialismo de Pablo Iglesias, si se reivindica, ha de ser con todas sus consecuencias. Por eso hay que decir alto y claro:
  • A todas aquellas y aquellos que afirman ser socialistas y dicen serlo, su sitio está en construir un espacio socialista autónomo y diferente, que recupere el instrumento del pueblo trabajador al margen de quienes jurídicamente poseen unas siglas, pero legítimamente, no. No pueden seguir apoyando a personas que no sirven los intereses del pueblo. Pero tampoco a otras personas que, ajenas a la tradición pablista y socialista, quieren recolectar sus votos y su trabajo. No son socialistas y, además, disimulan sus nombres o no sabemos claramente lo que proponen salvo comerse el espacio socialista, aprovechando el descrédito de las cúpulas ex socialistas del PSOE.
  • Invito junto a otras muchas personas a rescatar el espacio que ha sido traicionado, destruido y ninguneado y recuperarlo como una construcción útil y necesaria. Para ello el socialismo se debe adaptar a los tiempos, pero no como plantean los y las socioliberales asumiendo el mercado, sino haciendo verdaderamente bandera de la defensa del fin del patriarcado, el enfrentamiento al productivismo destructor y la constante agresión al carbono que da vida y al medio que nos acoge. Defendiendo los derechos de los pueblos sin estado y buscando una nave republicana común. Haciendo política con y como personas electas desde abajo y por abajo, con mandatos revocatorios y limitados y siempre transparentes y diáfanos, primarias y listas abiertas.
  • Un socialismo preocupado por el pan, el techo, el trabajo y que se enfrente a los poderosos. Desde la mafia de Bruselas, a la deuda ilegitima, el euro alemán o la UE al servicio de los poderosos y de sus negocios privados. Un socialismo cotidiano en los barrios y con las y los que no llegan a fin de mes o nada tienen ya y que no necesitan discursos sino trabajo, pensiones dignas y rentas frente a la exclusión y por la dignidad. Basta de floridos discursos. Trabajo, comida y escuela. Para eso hay que plantarle cara a la oligarquía y no pagar la deuda impagable y criminal. Buscar otros caminos y otras soluciones.
  • No trabajemos “para el inglés” si es que de verdad somos socialistas y construyamos nuestra alternativa en el espacio de ideas, sueños y esperanzas del que nuevos profesionales se quieren nutrir. Respetamos todas las opciones políticas; todas tienen derecho a ser y estar si el pueblo las apoya. Pero en democracia no se construye sanamente, chupando de lo que fue positivo, no sea que… Al final se lucren la oligarquía y los capitalistas.
  • A las y los socialistas: por favor vamos a dejar de hacer el gilipollas –perdón pero no se me ocurre una expresión más clara y contundente-. Eso o no nos quejemos. Tenemos seis mesas como mucho para auto-organizarnos. Si no es así, adiós al legado de Pablo Iglesias, al menos en muchos años.

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