miércoles, 10 de diciembre de 2014

MIEDO VERDE. LA AMENAZA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Ana Cuevas Pascual

Paralelamente a las luchas sociales, económicas o geográficas en las que estamos envueltos, existe otro frente abierto y  descuidado que puede significar la derrota definitiva de toda la especie. La intervención humana en el aceleramiento del cambio climático es un hecho innegable por más que el primo de Rajoy se empeñe en lo contrario.
España es líder en contaminación por ozono troposférico en Europa. Otro récord macabro, como en desempleo o pobreza infantil, que evidencia una política que antepone los intereses de los lobys financieros y energéticos a la salud de la gente.
Los ecologistas que se encaramaron a la torre de la central nuclear de Cofrentes o los que fueron embestidos por una lancha de la Armada en aguas canarias cumplían con un deber constitucional. Según establece el art. 45 todos tenemos derecho a un medio ambiente sano y el deber de conservarlo. Los activistas de Greenpeace, tratados como delincuentes y acusados de eco-terroristas, hicieron una gesta patriótica. Trepando a la cima de una central nuclear se pone al descubierto la vulnerabilidad de unas instalaciones que nos venden como extremadamente seguras. Con sus acciones meten el dedo en la llaga sobre las agresiones y el peligroso deterioro que nuestro habitat sufre a manos de multinacionales y políticos sin escrúpulos.
Para éstos, el activismo medioambiental se ha convertido en el mayor enemigo de sus intereses. El denominado por el periodista Will Potter como Miedo Verde, que vendría a sustituir al miedo rojo de la guerra fría. El ecologismo cuestiona los métodos de producción tradicionales, el consumismo, defiende las energías alternativas frente a las poderosas industrias petroleras y nucleares. Se opone heroicamente a un sistema antropófago que devora las posibilidades de subsistencia futura de la especie por un puñado de petrodólares.
Esto justifica que se haya abierto la veda del ecologista. Multas millonarias, juicios con peticiones de cárcel, vigilancias policiales… la parafernalia del poder ha desplegado todo su aparato represor. Criminalizan el ecologismo los mismos que agujerean nuestras costas en busca de petróleo o prorrogan la vida de centrales nucleares obsoletas.  Yo creo que queda claro quiénes son aquí los piratas y los terroristas. Los sociópatas que comprometen nuestra supervivencia por dinero. ¡Que no nos vengan con cuentos!
Publicado en Crónica Popular

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